Unos buenos amigos nos llevan a visitar la basílica de la "Negrita", la Virgen venerada por legiones de ticos, santuario nacional, en la ciudad de Cartago. Después, el cercano y hermoso Jardín Botánico de Lankester, con sus 200 especies diferentes de orquídeas, sus 40 de bambúes, su precioso jardín japonés y su orgía de bromelias, heliconias y demás plantas y árboles del paraíso. Penetramos luego en la Cordillera Central, observando de reojo al volcán Turrialba, que hoy parece tranquilo. Verdes colinas boscosas, verdes valles profundos, el bullicioso río Cachí y su sereno embalse, y la Casona del Cafetal, a sus orillas, donde comemos agradablemente y observamos los preparativos de una boda a la americana. Nos enseñan allí unas casitas deliciosas, hundidas en la vegetación, donde pasar un fin de semana de ensueño. Paisaje cafetero y de lago suizo, con pueblecitos colgados de las faldas montañosas que remontan hasta los 3.000 y casi 4.000 metros de altura. Costa Rica variopinta, siempre sorprendente y traviesa, con sordos peligros agazapados entre sus grietas y pliegues. Oscurece rápido. Ya es hora de volver a casa.
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